Oh, mi Venus: la musa del masoquismo
Dios lo castigó y lo puso en manos de una mujer.
Libro de Judit 16:7
Así es el primer contacto del lector con una de las obras más famosas de la literatura BDSM. Obra que trajo a luz una de las prácticas bases del mundo kink: «La Venus de las pieles» del austríaco Leopold von Sacher-Masoch.
Publicada en 1870 escandalizó a la crítica y a la siquiatría. Pero, ¿por qué? ¿Y por qué se hace necesario analizar a la Venus, la musa del masoquismo?
El origen de la Venus.
La historia se centra en las vivencias de Severin von Kusiemski y con la rica Wanda von Dunajew, la personificación de una de sus fantasías, la Venus vestida con pieles de su sueño.
La admiración y amor que siente por ella lo lleva a proponerle un acuerdo: él sería su esclavo, aceptando con pasión el dolor y crueldad de formas que él mismo propuso, y ella, en cambio, tendría la posibilidad de castigarlo. Bajo la única condición de usar pieles tanto como fuera posible, cual salida de su sueño.
«El dolor posee para mí un encanto raro, y que nada enciende más mi pasión que la tiranía, la crueldad y, sobre todo, la infidelidad de una mujer hermosa»
La Venus real de Masoch
Mucho se ha comentado y especulado sobre la vida privada de su autor.
Uno de los pasajes más famosos involucra a una escritora llamada Fanny Pistor y un contrato. Precisamente, Masoch y Pistor (bajo el seudónimo de baronesa Bogdanoff) firman un acuerdo de términos sencillos: él sería su esclavo por seis meses, sirviéndole y sin restringirla de su vida sexual. Él solo puso una petición: usar pieles tan a menudo como fuera posible.
¿Le parece conocido lo anterior? Claro, la trama de la novela guarda una semejanza increíble con este supuesto momento de su vida.
¿Qué hace a la novela tan apasionante?
La escritura:
Redonda, nítida, crítica y cautivante, principalmente por estar escrita en forma de diario y desde la perspectiva del esclavo. Además, el autor no tuvo que a ser explícito en las prácticas BDSM para derrochar sensualidad y atraer al lector.
La complejidad de los personajes de la novela:
Wanda, la Venus.
Como se narra desde la perspectiva de Severin, se le deja a ella en la oscuridad. Además, cambia constantemente entre la dulzura y la crueldad, lo que le es difícil de entender a muchos (no-BDSM) por qué él la ama de la forma en la que lo hace.
Su personaje se muestra como el esclavo la ve: una Dómina, diosa Venus, venerable, inalcanzable por él. Sin embargo, Wuanda, luego de varios altibajos, le reprocha que él la haya involucrado en esas prácticas.
Amaterasu
Severin, el esclavo
Este podría parecer más simple. Pero no es así.
Por momentos él no disfrutaba el abuso, lo odiaba, aunque muchas veces lo demandaba, como en su mismo contrato. Severin se describe a sí mismo incapaz de resistir la tentación; le complacía el hecho de que no estaba disfrutando el dolor al que era sometido. Por difícil que sea de entender.
La Venus del siglo XIX al XXI
Es innegable el alcance que tuvo el libro desde su publicación. Tanto así, que muchos aspectos de ella, cambiaron y se mejoraron, hasta llegar al BDSM actual. Incluso ha sido llevada al cine, al teatro y la música.
El origen del término masoquismo
La publicación de la Venus de las pieles causó revuelo en la psiquiatría. Varios la analizaron como Richard von Krafft-Ebing, quien creó un término que definiera la desviación sexual descrita en la novela como una patología. Tampoco es una gran sorpresa que no se contara con la aprobación de Masoch. Solo aclaro.
Este último centró no solo la Venus de las pieles, que perteneció a la saga «El legado de Caín», sino otras obras en ¨la crueldad¨ sobre la intimidad del amor, un lado más oscuro. Lo que no demoró en inspirar investigaciones de la misma línea patológica.
Dejando de lado este pasado clínico tan difundido y malinterpretado, se hace necesario destacar que la novela muestra por escrito la existencia posible y real del deseo masoquista.
Contrato de sumisión
Uno de los elementos necesarios en cualquier relación BDSM es el contrato. En la novela, este también está presente: Severin accedió libremente a pactar un acuerdo, donde él serviría como esclavo. Ella, en cambio, tendría toda la potestad de castigarlo de no cumplir sus tareas.
Vestuario de FemDom
Aunque no es nuestro objetivo ponerle una etiqueta a Wanda como FemDom, ella personifica a una. Tiene el derecho de controlarlo, y el cambio, él la venera:
En una palabra: la adoro
Además, lleva por primera vez en la historia de la literatura el atuendo típico del BSDM. Destacando que también se incluyen las pieles como fetiche de su esclavo.
Medias botas rusas de terciopelo azul violeta adornadas de armiño: traje de la misma tela levantado por estrechas bandas y escarapelas de piel; un abrigo corto ajustado, correspondiente al traje y también ricamente orlado y forrado de armiño; una alta toca de esta piel a lo Catalina II, sostenido por un alfiler de brillantes y los cabellos incandescentes cayendo sobre las espaldas.
Disímiles artistas se han inspirado en Venus para sus obras. Algunos incluso, tiñéndolas de BDSM. ¿Sabes cuáles?
La Venus de las pieles es solo musa
No se puede absolutizar, ni pensar que es la representación correcta cuando sale de una obra de ficción de varios siglos atrás. Su existencia se convirtió en musa, inspiración para los cambios necesarios.
Sin roles delimitados
A pesar de haber firmado un contrato, su relación estaba llena de altibajos, celos y traición. Tampoco se nota una concientización del rol que se asume. Les explico.
Es cierto que Wanda tenía derecho a serle infiel, sin embargo, ella deja su rol dominante y termina la relación cuando encuentra a un hombre por el cual le gustaría someterse. También, al inicio ella se nota dubitativa hasta que finalmente le reprocha que la haya corrompido, pues ya estaba disfrutando de sus sesiones.
En la actualidad, el mundo del masoquismo es amplio, así como lo es el FemDom. Las cuestiones de género todavía influyen en este último, según Gia Marcos, y las Dóminas se centran en diferentes prácticas: en realizar en su pareja masculina el pegging, penetración anal, etc; en el FinDom o en cobrar por las experiencias masoquistas.
Eris
Machismo de Masoch
Hay diferentes filosofías que se repiten continuamente en la novela, por ejemplo, se explora la idea de que ser sumiso hace a Severin menos hombre; que una mujer quiere un hombre real que la domine, por tanto, los débiles como él, serían desechables. Tal y como vimos anteriormente.
Esto nos hace preguntarnos: ¿Acaso son pensamientos reales del autor camuflados en la obra? ¿O son ideas utilizadas para lograr la humillación tan deseada por el propio personaje?
¿Quién sabe? En cualquier caso, el BDSM real no es así. Tomemos a la Venus de las pieles como musa, seamos críticos y quedémonos con la mejor parte.
