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Altares de Poder. Mazmorra profana

Una mujer vestida como monja.
Imagen por Dall-E-3

Continuemos donde lo dejamos en Altares de Poder. El BDSM en tiempos de religión. Si no lo leíste no te preocupes, puedes hacerlo aquí.

Beneficios espirituales

En el artículo Cupido entre las cuerdas, fueron expuestos los beneficios físicos y psicológicos que brindaban las prácticas BDSM, ya fueran regulares o puntuales. En esta ocasión nos centraremos en qué puede hacer la comunidad y sus prácticas, por tu espiritualidad.

  • Permite la exploración segura de las debilidades.
  • Promueve el autoconocimiento, lo cual facilita la conexión con el mundo circundante.
  • Las prácticas pueden conducir a variados niveles de alteración de la conciencia, permitiendo la sanación de viejas heridas y modificación de los hábitos.
  • Ayuda a la formación y fortalecimiento de vínculos interpersonales.
  • Dentro de la comunidad existen infinidad de prácticas, esto entraña una marcada diversidad en cuanto a la exploración de la sexualidad, lo que a su vez constituye una forma de expresión espiritual.
  • Fortalece el sentido de identidad y pertenencia, elementos claves en la conexión espiritual.

Como práctica religiosa

Pareja sexy con haciendo bondage con sogas.

Considerarlo siquiera supone un obstáculo. Es entendible, al pensar en religión, pareciera que las cuotas están completas y, por tanto, no hay espacio para una más. Además de que entonces, habría un conflicto añadido: la práctica de dos religiones. Pero no se predispongan y quédense un poco más.

El humano en todo su esplendor se enfrenta a un dilema, el entrelazamiento del cuerpo y el ego. Ambos nos imponen sus límites sobre la psique, limitando, por consiguiente, al individuo. Debido a esta interrelación, lastimar el cuerpo constituye retar el ego. Esta es la causa de que un ego herido comprometa el cuerpo y un trauma corporal afecte el ego. Y en esto, está una de las llaves para la sanación física y espiritual del individuo: el dolor. Hablaremos del dolor con mucho más detalle en otra ocasión, por ahora recuerden las posturas con respecto al castigo corporal y es que el dolor está recogido en muchas religiones como forma de castigo, penitencia e incluso catalizador de la transformación del hombre.

¿Qué hay de los rituales y las iconografías religiosas?

Si has tenido el placer de participar en una escena, ser testigo de alguna, incluso si alguien ha sido tan amable de relatarte su experiencia, comprenderás por qué se considera ritual.

Por el bien de esta explicación, deconstruiremos esto en sus componentes.

Tenemos la escena que, independientemente del contexto, permite la introspección y el análisis inconsciente de los aspectos más profundos del yo. Tenemos un sumiso o bottom y un dominante o top. Este último ejerciendo como guía del viaje.

Cada escena, puede considerarse entonces, un viaje ritual al inframundo (donde se dice que yace gran parte de la sabiduría personal, ya que todos tus secretos quedan expuestos), donde el bottom es el viajero y el top, es un avatar de los dioses y un psicopompo, guiando al viajero dentro y fuera.

Las prácticas BDSM se encuentran imbuidas en espiritualidad, buscando lo mismo, la trascendencia de la consciencia, del ego. Accedemos a un espacio liminal y cultivamos nuestro poder y capacidad espiritual.

BDSM sacrosanto

Hombre sumiso con una correo sobre su cuello. Una chica sostiene la correa.

Se puede asumir fácilmente que a menos que exista penetración, no hablamos de una actividad sexual. No nos gusta asumir y menos aún, tomar los caminos fáciles. La intención de esta sentencia no es convertir un análisis espiritual en una clase de educación sexual, pero si hacer un puente para la cúspide de la espiritualidad dentro de las prácticas BDSM: el BDSM tántrico.

Tanto las prácticas de la comunidad como el sexo tántrico, comparten un mismo camino, solo que su forma de expresión varía en algunos escenarios.

Mediante la madurez de los participantes y la confianza mutua, se establece un intercambio físico, emocional y energético que no persigue el orgasmo físico.

Respeto. La base ancestral de todas las relaciones. El respeto de los gustos y restricciones de la pareja, permite el desarrollo benigno de una dinámica enriquecedora.

Consideración. Ser considerado es un coadyuvante en el establecimiento de conexiones entre los participantes.

Conexión. Esto se refiere a la compatibilidad innata entre dos personas, ya que en el BDSM tántrico la sincronía es elemental para la fluidez de la sesión.

Energía. En el tantra cuando se habla de energía, se menciona específicamente la kundalini, esa energía que nace desde la base y asciende por toda la columna vigorizando todo el cuerpo. En el BDSM no existe un nombre para la energía resultante de cada sesión, pero los participantes pueden sintonizar con el concepto. Esta energía de la que se hace mención, es la responsable del aumento de las capacidades sensitivas del cuerpo.

Hombre con marcas rojas sobre su pecho.

La conjunción de ambas prácticas, tiene el potencial bruto de elevar la espiritualidad del individuo hasta niveles superiores. La mayor ventaja que posee, es la inexistencia de una fórmula fija, lo cual permite que cada pareja modifique la estructura de sus sesiones de la manera que consideren conveniente, para sacar el máximo provecho de cada encuentro.

Sea resultado de la dilución de las afiliaciones religiosas predeterminadas o la búsqueda de nuevas formas de expandir la conciencia personal, las prácticas BDSM han demostrado ser mucho más que solo una manifestación de la sexualidad. Las prácticas rituales dentro y fuera de las sesiones, continúan promoviendo la comunión social y espiritual, reforzando así, los sistemas de creencia culturales y religiosos.

Tal vez, mediante las ataduras mundanas, nos acercamos más a la divinidad.