Altares de Poder. El BDSM en los tiempos de religión
Hace algún tiempo, se popularizó el BDSM como un conjunto de conductas patológicas, propias de individuos insanos. Fue la respuesta en su momento, al alza de personas en contacto con una forma divergente de expresión de identidad.
La comunidad, que en su momento no era tal, fue juzgada y viviseccionada por la sociedad, la política, la medicina y la religión. Aquí es donde nos detenemos.
El BDSM supone para muchos, una lucha perpetua entre lo que deseamos y las cosas que nos han sido enseñadas/impuestas en un contexto religioso específico. Conduciendo en algunos casos, a ese fatídico momento en que deben escoger entre la religión y un estilo de vida pleno.
¿Qué es la religión?
La religión, sea cual fuere, es un conjunto de narrativas, símbolos y tradiciones unificadas para formar un sistema cultural, capaz de relacionar a la humanidad con elementos sobrenaturales, trascendentales, místicos y/o espirituales. Explica el universo, el origen de la vida o da sentido a la misma.
Influencia de la religiosidad/espiritualidad en el hombre y la sociedad
Algunas personas disfrutan hablar de las ventajas y desventajas de practicar una determinada religión, un concurso de popularidad internacional. Pareciera que intentan atraer atención al dios que les interesa, desechando todos los demás y a sus creyentes. Manteniendo por el momento un enfoque general, no hablemos de beneficios, hablemos de influencia.
Individuo
Depresión. La práctica religiosa puede disminuir considerablemente los índices de depresión, gracias a las estructuras que esta provee. Aun así, la rigidez religiosa tiende hacer todo lo contrario, conduciendo incluso al aislamiento social.
Trauma. El estudio y la práctica religiosa/espiritual, brinda y fortalece las estructuras cognitivas que nos permiten lidiar con el trauma de forma saludable.
Disminuye los comportamientos de riesgo en la juventud, como el abuso de las drogas y el consumo obsesivo de alcohol. La contra parte es que la represión conductual que tiene su base en la religión, puede conducir a los excesos en la adultez como una forma de recuperar “la libertad comprometida”.
Moral. La religión constituye la base central del juicio moral de los individuos creyentes y practicantes, por ende, determina la conducta interpersonal. Esta influencia puede ser motor de las grandes campañas altruistas en honor a los designios de la fe, como mismo de campañas de odio en el nombre de la misma fe.
Remedio psicológico contra la angustia y algunos males de la mente.
Sociedad
- Dota a sus practicantes de responsabilidad social, colocando al colectivo por encima del individuo.
- Moldea las relaciones intergrupales.
- Puede promover el rechazo de la naturaleza personal y social.
Censura religiosa
La comunidad BDSM, tiene sus mazmorras abiertas para todos aquellos interesados. La raza, edad, partido político y religión a la cual perteneces, es irrelevante. Mientras la persona en cuestión respete los pilares de la comunidad, será siempre bienvenido. Pero somos la comunidad escarlata y, por ende, algunas de nuestras prácticas, han sido censuradas en muchas religiones y en otras, no están muy claras.
Existe una diferenciación distintiva entre la percepción monoteísta y la politeísta, en relación a la expresión de la sexualidad. Incluso dentro de ellas, algunas conductas pueden ir de inadmisibles a zona gris.
Monoteísmo
Dentro de las religiones monoteístas, es decir, aquellas que reconocen un único dios, las abrahámicas tienden a estar en el punto de mira, cuando se quiere polémica. Hasta cierto punto es comprensible, para los no practicantes son el rostro de la represión sexual y la discriminación. Cada uno con un nombre específico para tachar lo mal visto por su dios.
Si somos honestos, el compás moral de las fes monoteístas, es más heterogéneo de lo que nos gustaría admitir en ocasiones.
Consentimiento: El budismo, por ejemplo, contempla el mantenimiento de una conducta sexual correcta que no sea dañina con otros o consigo mismos. En el judaísmo se puntualiza una y otra vez el consentimiento mutuo dentro de las prácticas sexuales.
Homosexualidad: El islam recoge como haram la homosexualidad, catalogado como un delito punible. Otras vertientes abrahámicas han versatilizado su visión de la homosexualidad, con el paso de los años, aunque su marca en pasadas generaciones es perenne.
Buda aceptó la homosexualidad como parte del ser humano, dando libertad a sus seguidores y exigiendo para ellos el máximo respeto.
Masturbación: Muchos eruditos islámicos lo consideran haram, tal es así que conductas como el sexo telefónico, se consideran pecado por transitividad siempre que esta incluya masturbación.
El catolicismo considera el acto como un vicio, un uso deliberado de las facultades. Contradice y atenta contra la finalidad de la eyaculación, que es la reproducción, por ende, es un pecado.
Dentro del budismo la masturbación solo está prohibida para los monjes, el celibato es para ellos obligatorio.
Castigos corporales: El islam lo establece como una forma de rectificar conductas delictivas y como medio educativo. Cabe subrayar que, a pesar de esto, también reconoce el peligro psicológico de los golpes, por lo cual establece normas para el uso de los mismos.
La vara de castigo cristiana es controversial incluso dentro de los creyentes. Se presupone que su uso nunca es con ira y es proporcional a la falta, pero siempre reconociendo la eficacia de un castigo corporal oportuno.
Como norma general el budismo no promueve formas de violencia, siendo el castigo corporal una de ellas. Promueve formas alternativas de disciplina y resolución de conflictos.
Politeísmo
Los panteones politeístas cuentan con deidades que responden a cada fenómeno natural y a cada sentimiento humano. Tal es así, que siempre existe una o más deidades relacionadas con la lujuria y el desenfreno. La forma de honrarlos, pueden imaginarla.
Eros. Considerado el precursor de lo erótico, la erotomanía, el erotismo. Hijo de la diosa de la de la belleza Afrodita y el dios de la guerra Ares, con lascivia rabiosa y atracción por la hermosura.
Pan. También del panteón griego (el cuál pulula de deidades responsables de desatar lujuria en los humanos), Pan es el dios de los pastores. Representado como un fauno de pene erecto, fue inmortalizado también como el dios de todo lo salvaje: el descontrol sobre los impulsos, la masturbación y la lujuria desenfrenada.
Rati. A esta diosa hindú se le entrega parte del mérito tras la creación del libro Kama Sutra. Esta diosa estaba desposada con el dios del amor Kama, se le representa completamente desnuda copulando con su esposo o sobre un caballo de cuerpos femeninos. Se decía que su belleza opacaba a la del mismísimo dios Shiva.
Xuan Un. Esta deidad china, asociada a su hermana Sunu, completaban las artes taoístas del dormitorio. Se le atribuía la capacidad de prolongar la vida, gracias a la práctica adecuada de artes amorosas. En Xuan Un, la guerra se encuentra unida a la sexualidad, y la sexualidad unida a la salud física.
Frey. Esta divinidad, es lo más próximo que se tiene a un dios de la lujuria en el panteón nórdico. Diosa de la fertilidad del campo, las lluvias, el sol, la virilidad y la fertilidad fálica, así como el sexo y el amor. Se le considera una deidad casi inocente, con una proyección más relajada de la sexualidad como motivo de placer y felicidad.
Anuket. Portadora de una representación virtuosa de la lujuria, Anuket es la diosa egipcia de la lujuria, el Nilo y la abundancia. Representada con una cabeza de gacela, grácil y delicada, respondía a la idea de que la lujuria trascendía el deseo de los cuerpos humanos, ya que una forma más poética de la misma se apreciaba con la penetración del Nilo, en los campos de cultivo.
Continuará
Aun no hemos terminado con este polémico tema. Si te gusta, puedes continuar leyendo al respecto en su continuación Altares de Poder. Mazmorra profana.