Una puerta hacia la oscuridad
El cuarto de castigo es como la habitación de cualquier pareja. Todo vale entre esas cuatro paredes, siempre que satisfaga a las partes involucradas. Desde mi mazmorra te contará sobre esas relaciones en donde una parte se somete y la otra domina, de múltiples modos que van más allá incluso del sexo, aunque ese sea su motivo principal.
Te hablaré desde mi experiencia como hombre gay sumiso, pero igual las personas cuando asumimos estas prácticas no tenemos género ni orientación sexual, o no es lo que más importa. Lo fundamental es el control y la obediencia, el placer de ejercer la autoridad y entregarse a ella, que es el vínculo más excitante que existe.
Muchas veces se ha dicho, y así lo pienso también, que somos las personas sumisas quienes mandamos en este tipo de relación. Pero no seré yo quien les quite mérito a los amos, porque de su creatividad, fuerza y actitud depende toda nuestra felicidad.
Hablaremos entonces de esos momentos sublimes en que le confiamos nuestra mente y nuestro cuerpo a ese dueño ajeno e íntimo, terrible y querido a la vez. No tener que pensar, solo dejarnos llevar y hacer, para así servir bien a quien nos manda, y cumplir con todas sus fantasías y complacerle al máximo, para que esté contento con su esclavo, que es la mayor recompensa a que aspiramos.
¿Pero cómo lograr ese goce recíproco? ¿Cuáles son las claves para tal compenetración? ¿Qué nos atrae o nos enfría a ambas partes? Te contaré eso y mucho más, lo que me gusta y me calienta, los secretos de mis mejores amos, la importancia de las sorpresas y las rutinas, los límites y los excesos, el uso y abuso de juguetes sexuales, en fin, todo lo que siempre quisiste saber o las nuevas preguntas que te surjan al penetrar en los secretos de esta mazmorra oscura y ardiente. Solo tienes que abrir esta puerta tenebrosa, y preguntarme.