Juicio moderno de un antiguo... ¿crimen?
En el fondo todos ansiamos ser libres de una forma o de otra: libres de las ataduras del pasado que no nos dejan avanzar, libres de ser quienes realmente queremos ser sin preocuparnos por la opinión social, libres de amar y de ser amados por quienes y de la forma que escojamos. Pero es sabido que no es tan sencillo; a pesar de que hoy en día los caminos se han allanado para los buscadores de amores difíciles y sensaciones nuevas la mayor y verdadera libertad que encontraremos jamás en este mundo encadenado es la que nos ofrece nuestra propia mente. La imaginación no tiene límites… y hubo una persona que extrapola su psique morbosa y libertina a las hojas en blanco.
En su tiempo fue fácil juzgar a Donatien de inmoral, de sucio, fue rápido y efectivo prohibir sus libros con miles de excusas y leyes que sabemos obsoletas: las mismas que hicieron a tantas mujeres arder en la hoguera por “brujas” y perder grandes hombres solo por el hecho de ser homosexuales.
Pero hoy pido un juicio moderno, una mirada contemporánea a lo que se acredita como un antiguo crimen, un juicio no para el hombre, sino para “Justine“, para “Los 120 días de Sodoma“, “Juliette“; porque no seamos hipócritas… ¿A qué buen lector no le sudan las manos ante una lectura erótica, vergonzosa y fuera de lo común?
El francés escandalizó a su época con sus descripciones y narraciones “aberrantes”. Fue el primero en escribir sobre estos temas con tal precisión, por lo cual es recordado como el padre del sadomasoquismo, que se agrupa hoy en las siglas BDSM tan conocidas y puestas nuevamente en auge por la trilogía del señor Grey.
Con más de 20 volúmenes publicados y conocido por sus excesos en burdeles a pesar de estar casado, el Marqués de Sade pasó casi la mitad de su vida entre los barrotes, los cuales no le privaron de su mentalidad sexualmente libertina y tras los que escribiría algunas de sus obras. Lo persiguen hoy por hoy numerosas leyendas, en las que protagonizan actos atroces que le otorgan, si es posible, una fama mayor que solamente sus libros.
Fue un prolífico escritor aunque su tema principal siempre fuera el sexo y sus tabúes, ya que se adentró en la poesía, la novela, el teatro; géneros agradecidos por todo tipo de público.
Hoy Google nos ayuda a buscar cualquier relato sexual (erótico o no) con el nivel de morbo y con las parafilias que le deseemos añadir, algunos merecedores de aplausos, que saben equilibrar el dolor, el morbo y el erotismo de una forma armónica, pero otros que hacen pensar con seriedad ¿es justo condenarte Marqués, por darle un lirismo y quizá una belleza a los deseos más profundos de tu psique?
Condenemos el acto de violar, de abusar, de asesinar; de hacerles daño a otro, psicológico y físico sin su consentimiento. ¿Pero la literatura? ¿Es ella criminal? La literatura es inocente y está limpia de maldades.
Saquemos de los libros prohibidos aquellos que aún así nos escondemos para leer, mientras no se cometa un crimen, mientras que no se haga un daño permanente o no consentido… mientras respetemos la vida, el amor y el sexo, las páginas en blanco pueden adquirir el color que deseemos: Sade decidió colorear las suyas en un mundo que hasta el momento era simplemente blanco y negro.