Cincuenta sombras de Grey: el BDSM comercial
El BDSM que conocemos hoy existe hace muchos años. Por tanto, Cincuenta sombras de Grey no instaló nada nuevo. Solo simplificó prácticas eróticas a un sado comercial llevando una concepción errónea a los neófitos en el tema.
Pero ¿dio en el blanco al llamar a experimentar con la sexualidad? Sí. ¿Recibió una avalancha de críticas por parte de la comunidad por su representación errónea? También y las seguirá recibiendo.
¿Qué es Cincuenta Sombras de Grey?
Casi imposible no saberlo.
Cincuenta sombras de Grey es parte de una saga de libros de la autora estadounidense E.L James, el cual una vez anunciado su proyección a la gran pantalla, se dispararó en ventas y, luego, visualizaciones. Un fenómeno.
La historia tiene la receta perfecta para triunfar con gran parte del público: sexo, lujo y más sexo. Todo esto protagonizado por Anastasia Steele, una universitaria ingenua cegada por Christian Grey, un misterioso joven magnate. Sin embargo, hay un giro de 180 grados cuando él la lleva a el cuarto rojo y la seduce (insiste) para ser su sumisa.
Como había dicho, casi imposible no conocerla por el boom mediático que causó, la inspiración de muchos a probar la nueva moda o la crítica unánime de los practicantes del BDSM en la vida real.
BDSM comercial que llegó en el momento adecuado
No quiero ser extremista en este post.
Hay que reconocer el impulso de la saga para el despertar de la sexualidad de muchos y muchas. No solo al público femenino, donde la encasillaron.
De hecho, generaciones atrás las pláticas sobre sexualidad eran escasas. El boom de Cincuenta sombras de Grey reabrió esos debates: influenció a gran parte del público a buscar información sobre el BDSM, impulsó a experimentar, a comprar juguetes, a fantasear.
Lo único positivo está ahí.
Sin embargo, ahí falla también, no solo este este libro, sino en su completa concepción. El BDSM no es una moda pasajera, es un estilo de vida.
Cincuenta errores del BDSM comercial de Grey
Calma, no vamos a citar los cincuenta errores de Grey, aunque los tiene.
Las Cincuenta Sombras de Grey no solo daña la concepción y las luchas de la comunidad BDSM real, sino que muchas personas nuevas en el tema seguirán el BDSM según las expectativas de esta obra de ficción.
Y eso no lo podemos permitir.
BDSM comercial, BDSM patológico
Quiero comenzar por este punto.
En la trama, se hace un giro hacia la niñez de Grey, principalmente a sus relaciones con dos mujeres. Ambas son desencadenantes negativos: madre drogadicta que lo abandona, y amiga de la madre que lo inicia siendo menor de edad en prácticas BDSM.
Este trasfondo del personaje tiene la intención de excusar su inclinación al BDSM y su relación con las mujeres.
En otras palabras, indican que las prácticas kinky son el resultado de traumas.
Alto ahí. No hay nada de sórdido en que gusten determinadas prácticas sexuales o que nos excitan algunas fantasías eróticas. Se ha estudiado y corroborado que:
(...) no hay diferencias en la salud mental ni en la predisposición a ser coaccionado en lo sexual entre las personas que practican relaciones del ámbito del BDSM y personas que mantienen relaciones sexuales convencionales (...) (Journal of Sexual Medicine, 2008)
Cincuenta sombras sin consenso
El BDSM no llega a nada sin el consenso. Claro y sencillo. Indica el pleno conocimiento de lo que se quiere y de lo que va a suceder, así como los riesgos, y, aun así, se hace.
Ahora, ¿acaso Anastasia dejó claro que estaba consciente de lo que iba a suceder?
Piénselo, ella ni siquiera sabía que era un plug anal. Era virgen, y si era inexperta con respecto a lo que le gustaba, ¿cómo podría saber si le gustarían los azotes?
Sin protocolo en BDSM comercial
Algo que no se entiende en la saga es el tipo de protocolo que siguen.
Todo da a entender que firmaron una entrega total de poder, de lo que seguro Anastasia no tenía idea. Esto se sobreentiende con el hecho de que el rol de Dominante de Grey no finaliza luego de la sesión.
Y que conste, que esta tendencia suya sobrepasa el abuso. Lo cual no conocen ni distinguen la mayoría de los no practicantes.
Los protocolos existen, y las parejas los escogen dependiendo de la confianza y objetivos de la relación. Ahora, la entrega total de poder es solo para algunas relaciones, no para comenzar con una sumisa inexperta de la noche al día.
De la negociación al contrato, como debe ser
Agrupemos estos dos términos que se relacionan. Ambos tienen su base en el diálogo abierto y bajo confianza entre los involucrados.
Uno negocia y discute teniendo en cuenta lo que conoce o está dispuesto a intentar. Ahí está la playlist y la intensidad, por mencionar unos ejemplos.
Si Anastasia nunca había practicado BDSM, ¿cómo sabía lo que le gustaría, la forma o la intensidad?
Y en el caso de que aceptó probar sin conocer, ¿estuvo Grey a la altura de las necesidades de Anastasia como sumisa novata? Sencillo, no.
Ahora, si tomamos al contrato como constancia de la negociación, deben estar presentes los gustos de ambos involucrados, así como el compromiso de cada uno con su rol.
Sin embargo, en el contrato entre Anastasia y Christian estaban solamente los gustos de él.
El sado comercial de Grey
Primeramente, no se necesita de un ‘cuarto rojo’ para practicar BDSM. La sesión planificada puede ocurrir en cualquier lugar, y el equipo puede ser hecho en casa.
Por otro lado, existen infinidad de prácticas BDSM. En la novela solo se ve a Christian amarrando a Anastasia, además de enfocarse solo en la sensibilización corporal, sin mostrar el verdadero lado de un auténtico SM.
Finalmente, el spanking no es terrible. Es tal vez una de las prácticas más disfrutadas en la comunidad.
Los fallos en Cincuenta sombras de Grey son bastantes para un solo post. Aunque este encendió el despertar sexual de muchos, no es el mejor primer contacto. Es un BDSM comercial y tan ficticio como sus protagonistas.